viernes, 17 de enero de 2020


SALUD PARA COMERLA

Ahora que en Cereceda casi han desaparecido las matanzas - " alguna queda " - quiero dedicar un recuerdo a una frase que era normal en los portales de las casas del pueblo en la época de las matanzas.





Mi tía Luisa me contó que cuando ella era niña y cuando estaba soltera, en la casa de mi abuelo en el barrio de El Altozano, las matanzas eran una fiesta.
- Se madrugaba mucho, se hacía una buena lumbre y se empezaban a preparar artesas, cuchillos, barreñas y la mesa de matar los cebones. Era una mesa bajita hecha con tablones gordos y con patas resistentes porque los cebones - en casa del abuelo se mataban dos cebones - pesaban más de quince arrobas. Una arroba eran once kilos y medio.
A punto día ya estaba todo preparado. Al rato iban llegando los vecinos. llegaban los hombres : el tío Sidro, el tío Toño, el tío Juan Manuel, el tío Narciso, el tío Pedro... bueno, todos los hombres del Altozano
 Entraban a la cocina dando los buenos días.
La abuela Águeda había preparado en la camilla unas bandejas de perronillas y sacatrapos, y una botella de aguardiente. Los hombres bebían " a morro " porque no había copas.
Charlaban y charlaban, a gritos. Siempre había alguno que " metía prisa " y enseguida se preparaba la mesa en el corral. Si no llovía empezaban a tender los " gelechos " en la calle para chamuscar los marranos.
Al momento llegaban las mujeres con un huso y una rueca en la mano para dar la vuelta a las tripas.
No se cabía en la cocina, ni en el portal, ni en el corral.
Algunos años bajaban las tías - las hermanas de la abuela - de La Bastida.
- Pero lo que se decía de la matanza....., le interrumpía yo.





- Cuando se chamuscaban los cebones, los hombres se marchaban a sus casas. Antes de irse entraban a la cocina a echar otro trago de aguardiente y todos le decían a la abuela :
- Agueda, ¡ Salud para comerla !.
Durante todo el día pasaba más gente por casa . El abuelo y la abuela invitaban a todo el pueblo. Y todos, al marcharse decían : Matías, ¡ Salud para comerla !.
Mi tía se reía al contármelo. Miraba mi papel y mi lápiz con el que yo me había tomado unas " notas " y me decía . ¿ Has escrito todo lo que te he " contao " ?.
En mis años de " crío " recuerdo que todavía se decía esa frase.
Hoy, cuando yo hablo por teléfono con mis amigos del pueblo y ellos me cuentan su matanza, yo me despido con esa frase que me recordó mi tía Luisa : ¡ Salud para comerla !.

Fotos    granta.com.es
             fotocommunity.es

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