domingo, 24 de abril de 2022

 EL HUEVERO DE SEQUEROS    ( continuación )


Pero la moza de Cereceda, que a los doce años se fué a servir, lo animó a que abriera un comercio en Sequeros.

 Y con el comercio retiró la vieja bicicleta, que había retirado al burro. Esa bicicleta la compró  en el año 1.954 en el juzgado porque se la habían embargado a un montero de La Alberca y se compró una furgoneta Citroen de dos caballos.

Llegaba el progreso y, aunque tuvo que pedir el dinero prestado, se convirtió en un comerciante con furgoneta para ir a la capital y recorrer pueblos y pueblos hasta regresar, a veces al anochecer,  a su comercio de Sequeros.

Los huertos se habían olvidado pero a él lo que le gustaba eran los huertos y los frutales.

Una mañana se levantó y le dio las llaves de la furgoneta a sus hijos Pepe y Miguel. Ellos son desde esa mañana " los hueveros de Sequeros."

Aquella mañana le dijo a Avelina, la moza de sus amores : Mujer, se acabó la tienda y la furgoneta. Ahora vamos a descansar y volveré  con una azada, porque ya no puedo con el legón,  a visitar los huertos y a coger cerezas, desde el suelo, porque ya no puedo subirme en la escalera, y yo volveré a jugar mi partida de tute en el bar, y tú a charlar con tus vecinas.


Abuelo, aquí se termina la historia del mozo de Sequeros.

- Alba, hija, a ese mozo de Sequeros lo he conocido yo. Se llamaba Ángel Ramón González Hidalgo.


Fotos  Revista PATALOSO.



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