jueves, 28 de abril de 2022

 SAN TARSICIO, el patrón de los monaguillos.





Un " gato " felizmente jubilado, me pregunta por la fiesta de los monaguillos. 

- " Tú cuentas muchas historias de tus años de monaguillo pero cuenta la fiesta de los monaguillos. Yo no sé si tienen patrono ni cuándo se celebra la fiesta."


Aunque la festividad de San Tarsicio se celebra el 15 de agosto, los monaguillos la celebrábamos el domingo siguiente a la fiesta de San Marcos.

Desconozco qué párroco la trasladó a esa fecha. Nunca se lo pegunté a D. Antonio el párroco de Cereceda con el que yo ejercí el cargo de monaguillo.

Ahora, pasados más de 70 años, caigo en la cuenta de que la celebración de la fiesta en esa fecha, quizás se debiera a que la economía de D. Antonio estaba en el " mejor momento " del año eclesiástico.

Se había celebrado la procesión del patrón del pueblo y en aquellos años, el ofertorio en la plaza se transformaba en una bandeja llena de billetes con pocas monedas .

Los billetes serían de un duro y de una peseta pero la gente hacía su ofertorio y luego se iban a preparar la comida o a los bares a continuar un festejo que se iniciaba la víspera por la noche con el baile en el salón.

Tras celebrar la misa y vender El Buen Amigo por la plaza y por las casas, los monaguillos que no habíamos cobrado la paga de ese domingo y los que no habían prestado su ayuda en la misa, acudíamos al rosario.

El final del rosario nos mantenía en tensión. Íbamos todos a la sacristía y allí D. Antonio nos daba una propina especial por la celebración de la Misa Mayor de San Marcos que suponía la ayuda de cuatro o cinco monaguillos y la misa de nuestro Patrón : San Tarsicio.

Si la colecta había ido bien D. Antonio podía repartir hasta un duro o cinco pesetas entre todos, monaguillos y aprendices.

Cinco pesetas eran veinte reales. Si el número total de niños a repartir era de diez, podíamos recibir dos reales cada uno, dos monedas de un real.

Algún año el número fué menor y la parte de cada uno subió por lo que el reparto se hizo con perras gordas y perras chicas.

¡ Una perra chica era un capital !, decía el señor Eleuterio, el sacristán.


Foto  google.com

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