EL AZULEJO DEL CAMPANARIO

En agosto de 2.009 D. Arturo bendijo el Retablo  magníficamente restaurado por David y María Luisa, el grupo restaurador UFFIZZI. A la finalización del acto se acercó a mí Joaquín Marcos Martín y me dijo " Ahora que habéis hecho la restauración del Retablo y mi hermano Isidro me ha dicho que vais a limpiar el campanario, podíais aprovechar para poner el azulejo de la pared ".
Yo me quedé sorprendido con esas palabras pues nunca nadie me había dicho que faltaba un azulejo en la pared del campanario.
Yo me acerqué a la pared buscando el hueco  del azulejo y, tras unos minutos de búsqueda, con su ayuda encontré la señal de que alguna vez en aquella pared hubo un azulejo.
- " Ese azulejo, que ponía " iglesia parroquial ,"  lo rompieron un grupo de mozos el día que estalló la República. El párroco acudió al Ayuntamiento a poner la denuncia y el alcalde le dijo que era mejor olvidarlo". - me explicó.
Joaquín me dijo el nombre del párroco, el nombre del alcalde y los nombres de muchos mozos, que yo guardo en el " baúl de los recuerdos ".
Mi promesa a Joaquín de colocar un nuevo azulejo en ese hueco lo llenó de satisfacción.
Tras informarme del texto, el tipo de letra, colores, tamaño y otras características del azulejo, por una foto de iglesias de la zona comprobé que en la pared  de la iglesia de Cilleros estaba todavía el azulejo.
Una llamada a Cereceda convenció a la familia Calvo Tapia para que, camino de Tamames, se acercaran a Cilleros, hicieran unas fotos al azulejo y las remitieran a Alicante.
Mi amigo Elías Guerrero, afamado trabajador del barro, se encargó de hacer dos azulejos, ante mi temor a  su rotura en el viaje.
En el verano siguiente, a la vez que se bendecía y colocaba La Tachuela, Calixto pegaba en la pared del campanario el azulejo que llenaba el hueco  de aquel, que,  el 14 de Abril  de 1.931, unos jóvenes del pueblo destrozaron.
Para mí ese azulejo supuso una gran alegría, mayor aún, al ver la cara de felicidad  de  Joaquín, a cuyo recuerdo está dedicado  este artículo.