viernes, 24 de junio de 2016

EL SAN JUAN

María me pide que hable de la fiesta de San Juan, pero yo quiero entender que la petición de María se refiere al San Juan, el roble que cada año aparecía plantado en la plaza.
Desconozco desde cuándo esa tradición está unida a Cereceda, qué razones llevaron a los mozos del pueblo a plantar el roble en tan señalado lugar, pero reconozco la pena que supuso su muerte al llegar la emigración de la juventud.
El día 22 de junio cada año dos o tres mozos acudían a Las Nogalitas o a Fuentellana a marcar los robles. Ellos los habían elegido y señalado cuando " iban con las ovejas " en el invierno. Esos dos lugares son muy húmedos y los robles se crían altos y derechos.Allí se elegía el mejor para San Juan. Además se marcaban unos cuantos, según la benevolencia del alcalde o el atrevimiento de los mozos.
El día 23 por la noche acudían los mozos con dos carros y el permiso del alcalde " a buscar el San Juan ". Un carro era para traerlo hasta la plaza y con las sogas de acarrear se le elevaba al cielo. Algunos mozos tiraban de las sogas desde las campanas. Este roble estaba limpio de las ramas y solamente lucía " la cogolla ".
El otro carro, " con un carro de palos, " se guardaba en un corral y allí los robles se convertían en traviesas.
Un maderero de la zona compraba " la mercancía " y con ese dinero los mozos encargaban en casa del tío Colás, y más tarde en casa de Cipri,  una buena merienda.Un borrego o un cordero de 20 kilos servían para tal acto. El día 24 se subía a Cilleros, cuyo patrón era San Juan, y en el descanso del baile, en un prado se celebraba la fiesta. El Tabernero del pueblo, en un carro o en un burro,  llevaba la comida y la bebida.
El regreso, a pie por el camino de Cilleros, a la luz de la luna era algo natural para los mozos de Cereceda, que madrugaban el día 25 para ir a segar o a acarrear.
Yo solamente fuí el año 1.960 a la fiesta de Cilleros y al regreso, antes de salir el lucero del alba,  me marché a buscar un carro de cebada a la suerte chica de Valdecarros, en el Corcino.
Sirvan estas líneas de recuerdo de una fiesta muy querida por los mozos, cuyo privilegio a participar se perdía " el día de la boda. "
Mi agradecimiento a Arístides por explicarme algunos detalles y a mi amigo Baldomero siempre dispuesto a colaborar con el blog PATALOSO cuando se tratan temas de fiestas del pueblo.

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