miércoles, 4 de julio de 2018


LAS TABLAS de los quesos






En las casas de Cereceda no había pasillos. Lo que había eran portales. Eran anchos y te llevaban a la cocina, a la sala y al corral o a la cuadra.
Algunas casas tenían unos portales grandes, amplios, con tres o cuatro puertas de madera.
En el portal se sentaban las mujeres a coser, los niños a jugar y los hombres a preparar el trigo o la comida para los animales.
En esos portales con techos de vigas y cuartones de madera, solía haber unas cuerdas sujetas a las vigas. Eran cuerdas gordas, con varios nudos y que sujetaban tablas.
Esas tablas que, en algunas casas estaban todo el año en el portal, servían para curar los quesos.
Mi madre hacía el queso " en la mesa del queso " que tenía dos patas más largas y dos patas más cortas para que el suero resbalase . El queso lo hacía siempre en la cocina.
Después los ponía en el banco del portal encima de una sábana y allí se quedaban dos o tres días. Les daba la vuelta para que se " oreasen "
Cuando el " oreo " era el apropiado, los ponía en la tabla del portal para que durasen tiempo. Allí se secaban y se curaban.
Si había que partir un trozo de queso, se subía en una banqueta o en una silla y alcanzaba el queso " empezao " o empezaba uno nuevo.
Entrar en una casa de Cereceda, una casa con el corral en la entrada desde la calle, para llegar hasta la cocina, era pasar por un " túnel " construído con tablas llenas de quesos, era " abrir el apetito " y esperar que la anfitriona te convidase a un trozo de queso. Queso de cabra o de oveja. Queso más curado o menos curado. Queso hecho en cinchos de castaño o de hierro. Queso de las cabras o de las ovejas alimentadas con " yerba, " con berzas y con pienso.
Hoy muchos portales han desaparecido convertidos en pasillos. Con ellos se han ido las tablas. Y con las tablas han " desaparecido " los quesos.

         Foto  www.google.es

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