domingo, 25 de octubre de 2020

EL POZO DE LA TÍA COMERCIANTA  ( continuación )

El año 1.988, que era el tío Manolo el herrero el alcalde, hubo una gran sequía y nos dijo que dejáramos de regar las remolachas porque hacía falta el agua para beber los vecinos.  Era el único pozo que manaba. El tío Fonso y el tío Manolo, los dos herreros, hicieron aguaderas de hierro para ir con los burros  a buscar agua con las cántaras de barro.






 Todas las bocas de las cántaras estaban medio rotas (  " emborcillás " ) del troqueteo de los burros.

Se le llama el Pozo de la tía Comercianta. La tía Comercianta se llamaba Gertrudis y su marido Manuel. Eran de Aldehuela de la Bóveda y tenían dos hijas : Teresa y Asunción. El año 1.912 emigraron a la Argentina y estuvieron allí 7 años. Con el dinero que ganaron hicieron una casa  en un huerto junto a las Escuelas. En la parte de la izquierda de la casa ( la casa de Asun ) montaron el comercio, y en la parte de la derecha ( la casa de Feli ) vivían ellos y estaba el corral. Cuando partieron las dos hermanas la herencia, Teresa casada con Joaquín, hicieron una casa, y en la otra Asunción, casada con Cipriano,  hicieron otra casa.

Contaré una anécdota que nunca he olvidado ni se me olvidará, de ese huerto. Mi padre y yo metíamos tierra de las cunetas de la carretera del Cabaco porque el huerto en ladera tenía poco " fondo " para las patatas. Un día que fuimos a trabajar,  yo llevaba el azadón y la pala. Al llegar al huerto los tiré al suelo con tan mala suerte que el azadón cayó encima del mango de la pala que era nuevo y lo partió. Aquel día mi padre me enseñó cómo deben tratarse las herramientas de trabajo.

Fotos  Revista PATALOSO.

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