lunes, 29 de noviembre de 2021

 LA CARAMA




Esta palabra la aprendí de mi abuelo Matías.

También la escuché al tío Eugenio, el padre de Daniel.

Los dos vivían en las calles que salen del Altozano y se dirigen hacia el río Yeltes. Por su proximidad al río son calles propicias para la carama.

Recuerden que la casa de mi abuelo Matías y la casa del tío Eugenio dan en sus traseras a una calleja sin nombre en la que el sol apenas entraba un momento al mediodía. Esa calleja se mantiene todavía pero sin salida al Altozano como tuvo en " otro tiempo."

Carama es el nombre que ellos le daban a la escarcha.

La escarcha es el rocío de la mañana congelado, convertido en hielo.

Todos los " gatos " madrugadores le tenían miedo a la carama, que era capaz de quemar las hojas de las berzas, de las remolachas y la yerba de los praos.

En las tierras sembradas de trigo o de cebada era una imagen parecida a la de la nieve. 

Al llegar el mediodía, si el sol era capaz de romper la niebla que aparecía muchas mañanas en Cereceda, la carama  había desaparecido, " menos en los rincones de los huertos y en las esquinas de algunos linares ". En esos lugares la carama se mantenía " días y días " hasta que la lluvia la hacía desaparecer.

Carama es una palabra que tiene tres " aes ", palabras que siempre han sido de mi agrado..

Bellas palabras del castellano del " mi " pueblo , que hoy han caído en el olvido.


Foto  eltiempo.es

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