martes, 30 de noviembre de 2021

 " SEA MODERADO TU SUEÑO, que el que no madruga con el sol, no goza del día

                                                   Cap XLIII de la 2ª  parte de El Quijote. Miguel de Cervantes.



 

Mi padre decía ese refrán de El Quijote con estas palabras : " Labrador, mu madrugador y poco trasnochador."

En Cereceda los labradores madrugábamos en todas las épocas del año.

El despertador eran las vacas en otoño y en invierno, y los pájaros de los huertos entre las casas en primavera y en verano.

Aunque en verano - a partir de la primera mitad del mes de junio - los pájaros se despertaban y cantaban a la salida del sol, cuando los labradores ya estábamos cansados.

La época de sacar las patatas y la época de la sementera exigían madrugar para " apajar " las vacas que, uñidas al yugo del carro, se encaminaban a los linares o a las tierras.

Apajar las vacas era un oficio que los labradores aprendíamos cuando apenas éramos " gatinos ".

A mí me gustaba llenar los agujeros de las pesebreras de paja y añadirles la lata de " garrobas " : una parte mezclada con la paja y otra encima para que las vacas se" calentaran la boca " antes de empezar a mezclar la saliva con la paja,  porque las vacas comían muy deprisa. Ya tendrían tiempo de rumiar los alimentos.

Había " gatos " que primero apajaban las vacas y después prendían la lumbre, tostaban un cacho de pan y se lo comían con unos tragos de aguardiente.

En mi casa primero se encendía la lumbre, se asaba el pan y se " calentaba " la garganta y el estómago con el aguardiente de orujo, y después se salía al corral a atender las vacas, las cabras y las ovejas, porque los garrapos chicos y los cebones eran atendidos por mi madre, que siempre se levantaba " a lumbre hecha." 

Y, como en mi casa, en casi todas las casas del pueblo.

Foto   google.com




Foto  google.com   la luna y el lucero del alba.

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