viernes, 15 de septiembre de 2023

 LA MIRADA EN EL INFINITO








Cuando la gata Torina se asomaba por el ventanuco de la puerta , su vista se perdía en el infinito.

La gata Torina había llegado a mi casa de otro pueblo traída por alguna " niña " comediante o bailarina de las que llegaban al pueblo para actuar en las Escuelas y así ganarse " la vida ".

En mis recuerdos se ha perdido la genealogía de Torina. Recuerdo que mi madre dijo que ya tenía bastantes gatos en la casa, pero la " artista " de la compañía de baile y teatro, le rogó que se la quedara porque Torina era muy joven y se pasaba las horas miando en el " carromato " en el que vivían el director de la función y su mujer y sus tres hijos, dos niños y una niña.

Mi madre se compadeció de esa familia y de la gatina y se la quedó.

Le costó acostumbrarse al sobrao que fué la casa a la que mi madre la envió durante unos días.

Luego pasó a ocupar un lugar de privilegio en la cocina y se llevaba bien con los clientes de la taberna y con los clientes de la posada.

La casa de mis padres era taberna y posada.

Pero cuando Torina se asomaba por el ventanuco de la puerta de la cuadra, soñaba con todos los pueblos que habría podido visitar si no se hubiera quedado en Cereceda,

Foto  pinterest.es

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