martes, 12 de noviembre de 2019


EL SEMENTAL   ( continuación )



El toro había que " quitarlo " ( así decimos en Cereceda ) cada tres años para que los terneros fueran buenos y no se fuera degenerando la raza.
El toro se guardaba en el corral del dueño. Algunos tenían un corral pequeño, sólo para el toro, y otros le hacían un apartado en el corral de casa.
Los últimos años que hubo toro, el Ayuntamiento levantó un corral en las Eras y se llevaron el potro de al lado de la iglesia hasta allí por si había que curar al toro.
El último toro que hubo en la boyá de Cereceda lo compramos Alipio, Hilario, Jeromito y yo. Fuimos a comprarlo a la Aldehuela de Yeltes al hijo de Jesús " Cornata ". Ese toro nos costó 60.000 pesetas. Tuvimos que pagar 20.000 pesetas  porque le vendimos el que nosotros teníamos por 20.000 pesetas.
El toro comía cinco o seis kilos de garrobas cada día y un saco de paja. El toro comía poca paja.
Las garrobas se sembraban en tierras de rastrojo al terminar la sementera en el mes de Noviembre. Las garrobas se cogían con un " gancho " ( una hoz sin corte y sin aguzar ) antes de que pegara el sol porque después se esgranaban todas, se trillaban en las Eras y se dejaban una noche al sereno para que no se agorgojaran ( no les entrara el gorgojo de las garrobas ). Luego se llevaban a moler al molino y la harina se les echaba a las vacas y al toro de la boyá. Las garrobas son el mejor alimento para las vacas y los toros. El refrán dice " cada cosa pa lo que es, y las garrobas pa los bués ".
Los que podían le echaban garrobas a las cabras, otros cebada y otros berzas.
La paja de las garrobas la comían muy bien las ovejas y se les daba en invierno cuando nevaba y no podían salir del corral.

Fotos  Revista PATALOSO.

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