jueves, 20 de mayo de 2021

 EL HUMERO




En todas las cocinas de Cereceda había una lumbre. Esa lumbre a partir del mes de octubre ascendía de categoría y se convertía en una buena lumbre.

La parte de atrás de la lumbre, la pared en la que se apoyaba la lumbre, era el humero. 

Su nombre deriva de la palabra humo porque el humo chocaba con el humero y ascendía camino de la chimenea y del cielo.

En invierno, cuando llegabas a casa " arrecío " de frío, te acercabas a la lumbre y casi te ponías entre las brasas  y la " gata ," cuidadora del fuego, decía : " este muchacho tiene tanto frío que se metería en el humero."

El humero solía ser una piedra de cantería de regular grosor, al igual que la piedra que había en el suelo y sobre la que se hacía el fuego. Esta piedra del suelo era la cama favorita de los gatos durante todo el día, lo que les proporcionaba algún golpe con la escobilla de barrer la ceniza o con la badila de atizar el brasero o con las tenazas, siempre en la mano de la dueña de la lumbre.

Con los años la piedra del humero se fué saltando en pedacitos pues era de granito y en muchas casas hubo que poner una chapa gorda de hierro, en un ángulo de 45 grados con respecto a la piedra humero.

Las dos chapas, la del suelo y la de la pared, desprendían " fuego ", decía mi madre, aplicando la palabra fuego en lugar de la palabra calor.

Así eran las cocinas y así era el frío que hacía en Cereceda.

Foto  google.com


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