lunes, 26 de junio de 2023

 MEA CULPA






Cuando a los 6 años entré de monaguillo con don Antonio, el cura párroco de Cereceda, " mea culpa " fueron de las primeras palabras que el señor Eleuterio, el sacristán, tuvo que enseñarme.

Yo siempre he sido bajito y las sotanas blancas que había en la sacristía para que se las pusieran los monaguillos , me estaban muy largas.

Entonces mi madre me hizo un cíngulo que yo llevaba a la iglesia cuando era día de fiesta y me tocaba ayudar a misa o manejar el incensario, que era mi puesto preferido durante la misa y la procesión.

El sacristán se esforzaba para que los monaguillos aprendiéramos latín, porque en los años alrededor de 1950 la misa era en latín.

Yo me aprendí de memoria las respuestas pero el problema surgía cuando debía  acordarme de la respuesta apropiada a cada momento.

El padre Macías se divertía con los monaguillos porque él decía la misa tan deprisa que no teníamos tiempo de decir una frase cuando ya teníamos que estar pensando en la siguiente.

Los caminos o " las vueltas que da la vida " que decían las " gatas " de Cereceda, eran imposibles de adivinar.

En el Bachillerato Elemental y Superior yo obtendría unas notas sobresalientes en latín y  en los dos primeros cursos de Filosofía y Letras - los Comunes - el profesor Díaz me animaría a estudiar la Licenciatura en Lenguas Clásicas.

Mi primer profesor de Latín fué el señor Eleuterio de Arriba Fiz, sacristán de Cereceda.


Foto   Google.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario