jueves, 23 de junio de 2022

 SUBIR A PATALOSO CON EL ARO








Un gato que de niño corrió el aro y hoy, jubilado, sueña con él, me hace una pregunta : ¿ Qué te parece si organizamos una carrera con el aro hasta Pataloso ?.

  Me parece bien pero esa carrera de aros supera nuestras fuerzas.

Es posible que el primer tramo, desde la puerta del bar Flores hasta la poza, podamos hacerla a una velocidad " de crucero ", pero el tramo siguiente, desde la poza hasta la calleja del Teso, podríamos alcanzar velocidades superiores al km por hora pues entre el prao del tío Eugenio y el prao del tío Manolo el herrero hay una bajada.

El tramo siguiente, frente al depósito del agua, es cuesta arriba.

Luego viene una cuesta abajo hasta el puente de la Puente San Martín. Ese tramo es muy peligroso porque si el aro se " pone a correr " igual lo tenemos que bajar a recoger al puente  del Chorrero sobre el río Cerezo, y por allí abundan los cardos borriqueros.

Desde el puente de la Puente San Martín hasta el puente de Valdecaseras, a la sombra de los castaños si la carrera es por la tarde, la cuesta arriba sería un poco menos penosa.

En ese puente pondríamos un " puesto de control y de abastecimiento " para saber cuántos corredores llegan hasta ahí.

El peligro del puesto de abastecimiento está " en que si ahí hay pinchos de tortilla y trago de vino o de cerveza ", puede ocurrir que esa sea la meta de la carrera de aros.

Llegar hasta Valdecaseras se debe considerar una " hazaña " si los corredores son  senior, que significa con más de 70 años.

Desde ahí hasta la curva de la Monte la Rade se podía permitir llevar el aro al hombro como hacen en las carreras de ciclocros en las que algunos corredores llevan la bicicleta al hombro.

Pasada la curva de la Monte la Rade y hasta la curva siguiente, se vuelve a correr el aro.

Luego viene la zona de las minas de Valdecaseras, de las que algunos han oído hablar y que tú y yo recordamos muy bien.

Ese tramo es de subida suave y, con paciencia y llevando el aro de una cuneta a la otra, podríamos hacerlo.

Y ya hemos llegado a la entrada del camino que lleva a Pataloso.

Un buen trago de agua o de vino o de cerveza y una medalla, y hasta un trofeo, nos animarían a bajar con el aro al hombro y la manija en la mano hasta la puerta del bar.

Es posible que tuvieran que recibirnos con parihuelas.

Yo he hecho la carrera con mi imaginación y he quedado algo cansado, pero tengo mi aro y mi manija colgados de un clavo en el portal de mi casa en espera de que alguien los saque de paseo.


Foto  pinterest.es

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