martes, 28 de junio de 2022

 EL CUADERNO DE CONTABILIDAD AGRÍCOLA  Y GANADERA DE MI PADRE






Hoy he leído un artículo sobre el tema de la contabilidad que necesita el agricultor de hoy día.

Hoy cualquier agricultor y ganadero necesita un ordenador para llevar " al día " el manejo de su explotación agrícola - ganadera.

Mientras lo leía he recordado los dos cuadernos que tenía mi padre : la contabilidad de la taberna y la contabilidad agrícola - ganadera.

Otro día escribiré sobre el cuaderno de contabilidad de la taberna.

Hoy me explayaré con el otro cuaderno.

Era un cuaderno de dos rayas ( la libreta de doble raya ), de los que se utilizaban en la escuela para aprender a escribir y que mi padre compró al señor Adelio de Tamames.

Allí escribía mi padre con un lapicero, al que sacaba punta, cuando era preciso, con la navaja que siempre llevaba en el bolsillo, todas las anotaciones " importantes " :

La fecha en la que había ido a Tamames con la burra a comprar mineral o cubierta para " tirar " a los trigos y las cebadas. Más tarde anotaba el día que Ceferino o los Anciones le habían dejado en el corral los sacos y la cantidad de sacos. Esa anotación era necesaria para " luego ir un día a Tamames a pagar "

También anotaba la fecha en la que íbamos con el carro a la panera de Arroyomuerto a vender trigo y a moler para aprovisionarnos de harina para todo el año. Junto a la fecha anotaba los sacos de trigo que habíamos llevado y los kilos vendidos y los costales de harina que habíamos traído para  " masar ".

La cebada y el centeno no figuraban en la libreta. " Total si son cuatro sacos pa bajar al molino y gastarlos en casa ", decía.

Un año o dos le anoté yo los sacos de pulpa y de carozo. " Eso son menudencias ", me dijo  "y no merece la pena gastar libreta pa eso ".

Esas anotaciones eran todas las que figuraban en ese cuaderno. Posteriormente yo le aconsejé que apuntara los sacos de pienso que llevábamos al molino y los que subíamos, las ovejas que comprábamos y los corderos que vendíamos junto con los kilos de lana que vendíamos a un amigo suyo de Ciudad Rodrigo.

Anotaba las arrobas de patatas que sembrábamos y los sacos de patatas que " daba " cada linar y el precio al que las habían pagado.

Los últimos años que fué ganadero, antes de emigrar a Vizcaya, anotaba las fechas de nacimiento de los churros y los kilos que pesaban al venderlos junto a la fecha de la venta.

Nunca figuraron en el cuaderno los marranos, ni las gallinas porque " eran pa casa " , tanto los huevos como la matanza.

Una contabilidad, a lápiz, de un agricultor y ganadero que apenas había ido a la escuela.


Foto google.com

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