miércoles, 3 de mayo de 2023

 CUANDO TIENES UNA GATA . . . 






A mi madre le gustaban más las gatas que los gatos.

La gata Rabona vivió en mi casa muchos años.

Nunca me he molestado en buscar en internet cuántos años puede vivir una gata, pero recuerdo a Rabona " desde mi más tierna infancia " , y, cuando me marché de casa con once años, Rabona se quedó miando al verme marchar.

" Cuando tienes una gata aprendes lo que es amar sin poseer, acompañar sin invadir y vivir sin aprender ".

Desconozco si este proverbio es chino o de algún otro país.

Las gatas aman a sus crías sin poseerlas pues enseguida se escapan a otras casas y se " buscan la vida ". La madre las deja que se vayan y que vivan su vida.

Mi madre renegaba muchas veces porque la gata Rabona la seguía a todas partes: a la despensa, al corral, a la cuadra, al huerto de casa, y se quedaba miando cuando se marchaba a la calle porque ella se quedaba sola.

Las gatas viven en las casas sin necesidad de que nadie les enseñe quiénes son de la familia y quiénes son extraños.

En la posada se movían a su antojo pero su vida se veía trastocada cuando había muchas personas extrañas.

- Esta gata no aprende a vivir con tanto trajín en la casa, decía mi madre.

 Por eso, algunos días, se subía al sobrao y le costaba bajar a la cocina. Lo hacía al llegar la hora de dormir, pues la lancha de la lumbre era su cama en invierno.


Foto pinterest.es

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