Foto tomada de Cocina .es 28 Octubre 2011 |
Este artículo se lo dedico a mi abuela Fausta, que me dió la merienda muchas tardes pues yo fuí su primer nieto.
Dice el refrán : " Higos y nueces no se comen juntos todas las veces."
Mi abuela Fausta era de ideas contrarias a ese refrán. Ella tenía un nogal hermoso, muy alto y con dos troncos, que salían de la misma base, a orillas del río del Pelambre, junto al puente de La Pedragosa, en la carretera de Ciudad Rodrigo a Béjar.
Aquel nogal, que a mí me parecía altísimo, daba una buena cosecha de nueces, que cada año recogíamos, una vez sacadas las patatas, que allí se sembraban y que se regaban con el agua de la Poza.
Las nueces las echábamos en unos cestos, que mi tío Horacio hacía con mimbres cortadas en los mimbreros de la orilla del río, y luego en sacos, para subirlas al " sobrao " donde terminaban de secarse.
En otoño mi abuela compraba higos pasos a los " serranos " que venían al pueblo a venderlos con sus mulos y sus banastos, hechos con tiras o verganchas de castaños jóvenes.
Desde muy pequeño mi abuela me enseñó a " escachar " las nueces con un martillo sin romper los " gallos " y a hacer las "bodas ".
Una boda se hace con un higo paso y una nuez. Esas bodas yo me las comía con pan al salir de la escuela por la tarde. Era mi " merienda de pueblo. "
El higo paso tiene un alto grado de azúcares que sirven de conservante natural y al estar desecado se mantiene en perfecto estado durante varios meses.
La nuez es el producto natural más nutritivo y saludable.
Mi abuela Fausta daba a sus nietos una estupenda merienda con un puñado de higos " serranos " y un puñado de nueces del nogal de la Pedragosa, que es mucho más alto que el puente, y que intenta llegar al cielo con las ramas de la punta de su copa.
Etiqueta. Costumbres.
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