miércoles, 9 de noviembre de 2016

" ESPERAR LAS CABRAS "

Hoy me salto mi promesa de escribir un artículo cada día, porque mi amiga María me pregunta por el significado de esta frase que yo he puesto entre comillas : " Esperar las cabras ".

Uno de los trabajos que teníamos en el pueblo los niños y las niñas, cuando llegaba el anochecer, era " esperar las cabras ".
Era un trabajo de la temporada en la que las cabras acudían a dormir a los corrales, cuando el frío aparecía por el pueblo.
Las cabras podían regresar al pueblo por la Esquina, el barrio situado a la entrada al pueblo por la carretera de la Peña el Gato. Entonces las esperábamos junto a la caseta del transformador de la luz.
Pero las cabras podían llegar al pueblo por la carretera del cementerio y nuestra espera la hacíamos junto a la casa de Helena.
Cuando yo quise completar el Viacrucis desde la iglesia hasta el cementerio, mi tía Luisa me dijo que en la esquina de la casa de Helena había un cruz, cuando aquel solar era un huerto, y que allí esperaban la llegada de las cabras que " habían salido para arriba ". Los términos " arriba " y " abajo "  al hablar de las cabras los explicó muy detalladamente Isidro Marcos Martín en su artículo sobre la ganadería extensiva en Cereceda.
Las cabras solían dirigirse casi todas hacia la plaza, y allí cada uno de nosotros debíamos dirigir las nuestras hacia el corral.
Este trabajo era obligatorio porque cada cabra debía dormir en su corral. Había que echarles de comer, " amamantar " los chivos, sus crías pequeñas que habian quedado en sus chiviteros durante el día,  y ordeñarlas.
Era una labor más sencilla si se hacía en la plaza que si había que buscarlas por los corrales ajenos, pues en esos corrales no había luz. El farol en la mano era una forma peligrosa de " alumbrarse " en corrales con " tenaos " o  "tenás " llenas de paja y de heno, y con las hojas y los helechos secos que servían de cama a los animales.
Todos los vecinos querían saber si  " todas sus cabras " habían venido con la " cabriá ". Si una cabra no había regresado, solía ser porque se había quedado " a parir " y era necesario recuperar las crías antes de que el frío o los lobos las  dañasen.
- Ya están las cabras en el corral - decíamos en casa.
- ¿ Han venido todas ? .
La alegría y la tranquilidad llegaban a la familia cuando la respuesta era afirmativa.

Etiqueta.   Ganadería.

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