REFRANERO DEL SANTORAL DE NOVIEMBRE
16.- SANTA MARGARITA.
. Por Santa Margarita, atiza el fuego y mucha brisca.
Era hermana de Edgar Atheling, heredero anglosajón a la Corona de Inglaterra.
Hija del Príncipe inglés Eduardo, el Exiliado, nació en Hungría.
Se dice que era una persona muy seria, hasta el punto, según la tradición, que nadie pudo verla sonreir.
Cuando su familia se traslada a Inglaterra, ésta es conquistada por los normandos, y la familia quiere trasladarse al continente, pero una tormenta desvía el barco hacia la costa escocesa y desembarcan en " St Margaret´s Hope " ( La Esperanza de Santa Margarita ), próximo a la villa North Queensferry.
En Escocia casó con el rey Malcolm III de Escocia, con quien tuvo ocho hijos, seis varones y dos mujeres.
Su marido y el mayor de sus hijos, Edward, fueron asesinados en el asedio del castillo de Alnwic el 13 de Noviembre de 1.093. Tres días más tarde, el día 16 de Noviembre de 1.093, Margarita murió " con el corazón roto ".
Fué canonizada en 1.251 por el Papa Inocencio IV , por su santidad personal, pues " atendía a los huérfanos y a los pobres antes de probar bocado ."
Atizar significa " remover el fuego o añadirle combustible para que arda más."
" Atizar la lumbre " significa en Cereceda poner más leña para que produzca más calor.
La brisca es un juego de cartas de origen holandés. Se puede jugar de dos, de cuatro ( dos contra dos ) o de seis ( tres contra tres ).
En mi casa - ya conté que mis padres tenían bar y posada - se jugaba tres contra tres con la baraja de 48 cartas.
Daré algunos detalles : gana el equipo que suma más puntos según el valor de las cartas, el as vale 11 puntos, el tres vale 10 puntos, el rey vale 4 puntos, el caballo 3 puntos y la sota vale dos.
Se reparten tres cartas a cada jugador y las cartas sobrantes se colocan en el centro, y la última se pone boca arriba. Esa carta es " el triunfo ".
No es obligatorio asistir, es decir, echar carta del mismo " palo " a no ser que suene la palabra " arrastro ", en cuyo caso hay obligación de asistir.
Las reglas de la brisca son muchas y yo no deseo reflejarlas todas en este artículo.
Pero yo quiero reflejar mis recuerdos infantiles de seis " señores " sentados alrededor de una camilla en la sala de mi casa, con un brasero, tabaco de petaca, café y copa de aguardiente, y yo, sentado en las rodillas de algún jugador, a quien pedía " que me dejara las cartas pues yo sabía la carta que tenía que echar. "
Esas cosas ocurrían en Cereceda, los domingos por la tarde en La Posada de Cándido, en los comienzos de los años 40.
Etiqueta. Refranes.
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