miércoles, 31 de julio de 2019


LOS GESTOS DE LOS GATOS.





Mi tía Luisa me enseñó muchas cosas de las costumbres de Cereceda y de " andanzas y aventuras " de mi abuelo Matías, su padre.
Hoy he recordado, al contemplar la figura de un gato o una gata sobre la tapia de mi huerta, una enseñanza de mi tía : " cuando los gatos se lavan la cara con las dos manos, aguas seguras. "
- Cuando veas a un gato que está lavándose la cara, fíjate cómo lo hace.
- Tía, cuando yo me lavaba la cara en invierno en la palangana que había en la salida para el huerto, mi madre decía siempre que yo me había lavado la cara como los gatos.
- Eso era porque gastabas poca  agua y porque sólo te mojabas la punta de los dedos.
- Era suficiente para quitarme las " lagañas " porque todas las mañanas me levantaba con " lagañas " del frío de la noche.
Mi tía se reía de mis explicaciones.
Después añadía : cuando los gatos se lavan la cara con las dos manos es que va a llover, decía con la seguridad del mejor meteorólogo del mundo.
Ya he contado que en Cereceda había muchos especialistas del tiempo. Hombres y mujeres sabían el tiempo que haría al día siguiente, el domingo, o el martes que pensábamos llevar los churros a la feria a Tamames.
- Tú ríete lo que quieras, pero eso me lo enseñó la abuela Águeda que lo había aprendido en La Bastida antes de casarse con el abuelo.
Yo me sonreía mientras mi tía se enfadaba y me decía :
- Ya no te cuento más cosas. Tú te ríes pero es verdad. " Si los gatos se lavan la cara con las dos manos, lluvias seguras."
El gato que estaba sobre la tapia de mi huerto se había lavado en su " casa ". Desconozco si con una sola mano o con las dos. El cielo estaba azul y las nubes debían encontrarse a miles de kilómetros.

Foto  www.google.es

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