lunes, 7 de octubre de 2019


ANTIER TU PAN COMÍ Y AYER NO TE CONOCÍ

Hoy he hablado por teléfono con una señora " gata " enfadada  con una amiga suya por " un quítame allá esas pajas."
Una frase que explicaré otro día, pues se decía " mucho " en Cereceda.
Como su enfado era grande, me he atrevido a recordarle un refrán que su abuela, a la que yo conocí ya muy mayor, acostumbraba " soltar " cuando alguna vecina olvidaba sus obsequios.




Antier - una hermosa palabra de Cereceda para indicar el día anterior al ayer - tu pan comí. Casi siempre era un pan que se había pedido prestado y que, tras masar en el horno de casa, se devolvía. Era un favor muy corriente en aquellos años en los que el trabajo en el campo era mucho mayor que los brazos que había para realizarlo. Si andábamos segando no había tiempo para " masar."
Había que segar el trigo, acarrear y trillar la cebada, pero a estos trabajos se unían los de los huertos y linares. Había que regar las patatas, te " tocaba el agua del pueblo," había que hender el surco a las berzas, zachar las remolachas, ordeñar las cabras, y " Dios sabe cuántos trabajos más."
Se veían hombres, mujeres y niños o niñas con un pan " prestado " bajo el brazo por las calles del pueblo al anochecer.
 Además, el panadero no " masaba " en verano.
 Era un favor que se pedía y se agradecía.
Hoy la señora " gata " se quejaba de su vecina, amiga de la ciudad que, seguramente, nunca oyó ese refrán de Cereceda. O aquel otro que decía " si te he visto, no me acuerdo." que otro día explicaré.

Foto panisnostrum.blogspot.com

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