jueves, 22 de abril de 2021

 LA CABRA MOCHA.




La señora Francisca era una mujer, soltera, que vivía en la calle Larga. 

Este mujer nunca tuvo en su corral vacas ni churros ni novillas. Tampoco tuvo ovejas ni carneros. Los animales que ella tenía eran cabras y gallinas. Su corral era muy grande y con una zona libre de tejado. En esa zona tenía las gallinas y las cabras en diferentes chicorzos. En un chicorzo estaban las cabras paridas y en otro los cabritos. 

La señora Francisca iba, como todos los dueños, a ordeñar las cabras en el verano a Las Salgaeras. Siempre llegaba " de las primeras " y regresaba " de las últimas " porque tenía muchas cabras.

Entre sus cabras había una cabra mocha. Cuando yo era pequeño y veía a muchas personas agarrando por los cuernos a las cabras para que se dejaran ordeñar, siempre me preguntaba cómo se ordeñaba una cabra mocha porque no se la podía sujetar por los cuernos.

Cuando ya fuí " un muchacho " aprendí que las sujetaban por el cuello mientras la dueña las ordeñaba.

D. Juan, el médico de Cereceda en mi niñez, siempre estaba haciendo preguntas a los muchachos que llegaban de la capital a pasar unos días en el pueblo.

- Mañana le dices a la señora Francisca que le sujetas la cabra mocha por los cuernos para que tu hermana la ordeñe, le dijo a los hijos de Juan Pedro recién llegados al pueblo.

Así lo hicieron: fueron a Las Salgaeras con un calzado de capital, buscaron a la señora Francisca y le pidieron que les dejara ordeñar la cabra mocha. La niña la ordeñaría mientras su hermano la sujetaba por los cuernos.

Recuerdo que fuimos unos cuantos ordeñadores a ver el " acontecimiento " para escuchar la petición y divertirnos cuando el niño de capital viera que la cabra mocha no tenía cuernos.

La señora Francisca, que nos perseguía cuando nos veía metidos de patas en la regadera del agua " a la su puerta ", miró a los " señoritos " y les ofreció otra cabra para aprender a ordeñar.

El primer día que fuí a casa de la señora Francisca a comprar leche y huevos para las personas que dormían en la posada de mis padres, la " buena mujer " se enfadó conmigo por burlarnos de los " señoritos " de la capital.

- Si algunos no distinguen una oveja de una cabra mocha , le dije.

Esa frase se la oí muchas veces a mi padre cuando quería dejar en ridículo a alguien que presumía de ser de pueblo y era de capital.

Foto  google.com


 

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