lunes, 26 de agosto de 2019


NO TENER NI PARA MANDAR CANTAR A UN CIEGO




Es un dicho que mi padre utilizaba con frecuencia.
- Ese chalán presume mucho de cuartos ( dinero ) pero no tiene ni para mandar cantar a un ciego, decía cuando algún comprador de churros presumía de dinero en el bar. A veces, acertaba, porque alguno compró ovejas, que no pagó al contado, y los ganaderos todavía están esperando que les pague.
Eran muy normales los coros de ciegos en las puertas de entrada a las iglesias.





En el atrio de la Puerta Santa de la catedral de Santiago de Compostela se situaba el coro de ciegos.
 Estas canciones de ciegos, interpretadas al anochecer, eran melodías tomadas del " acervo " popular, pero siempre anónimas.
Bajo sus ropajes pobres y hasta míseros se escondía la risa, el llanto, el diálogo jocoso y burlesco y el misterio más profundo. Todo eso se escondía bajo sus largas y pardas capas.
Siempre los acompañaba el lazarillo con la pandereta en la mano para melodiar los sones de la guitarra, el instrumento musical del ciego.
Al final de la actuación, el lazarillo movía la pandereta entre los espectadores haciendo sonar las monedas recaudadas.
Pedía  " una perrilla, un real ", la voluntad del espectador.


Fotos  cancionesdeciego,blogspot,com    Ciego y lazarillo

                                                                  Puerta Santa de la catedral de Santiago de Compostela

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