sábado, 13 de enero de 2024

" EL TREINTA DE FEBRERO, día de San Ciruelo "







Una frase y un santo al que " veneraban " muchos " gatos " de Cereceda.

Te la enseñaban desde que eras pequeñín.

Se trata de una obligación que no hay propósito de cumplir.

A mí me la enseñó Segis el de Arroyomuerto, que era muy amigo de mi familia y que conducía el camión de la fábrica de harinas.

Siempre que " paraba " el camión a la parte de atrás de la taberna de mis padres, yo le pedía que me dejara subir a la cabina con él.

Segis nunca me dijo que no, pero siempre me prometía que me llevaría con él en la cabina del camión el día de San Ciruelo.

Yo esperé en vano a que llegara la fiesta de ese Santo.

Un día le pregunté al cabo Juan por ese santo y él me respondió : " Ese día te subiré yo a la cabina del camión para que Segis te lleve de viaje y, si no me hace caso, le pondré una multa ".

Yo le dije a Segis lo que me habia dicho el cabo Juan y, como se echó a reir porque Segis era muy bromista y muy amigo de los niños, yo me enfadé y me fuí a llorar a la cocina de mi casa.

Allí estaba sentado en el escaño, tomando un chato vino, el señor Santiago el afilador, quien me dijo : " Nachito no llores porque Segis te subirá a la cabina de su camión el treinta de febrero, que ese día es San Ciruelo ".

Yo me di cuenta que Segis me había engañado con una promesa que nunca se podría cumplir y, cuando iba a arrancar a llorar, el señor Santiago me dijo " No llores que yo te dejaré tocar mi chiflo el día de Jueves Santo que este año cae en viernes ".

Y me fuí contento al Rosario porque mi madre dijo que tocaban las campanas.

Yo me creía muy listo con seis años pues todos los que llegaban a la taberna me nseñaban " cosas " pero también me engañaban.


Foto  Google.com   El último día de febrero en un año bisiesto.



 

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