lunes, 8 de enero de 2024

 LA NIEBLA Y LAS GALLINAS






El día se va muriendo lentamente y Nicolasa se ha quedado dormida sentada junto a la lumbre.

Al despertarse se ha asustado.

Tenía que ir a recoger los huevos y a cerrar la puerta del gallinero por temor a la raposa.

Se ha calzado las botas y se ha puesto el pañuelo a la cabeza.

Ha abierto la puerta y se ha quedado " de piedra ".

La niebla ha caído sobre el pueblo y ella tiene que ir a las gallinas.

Ha cogido el balde de plástico que utiliza cada mañana para llevar la comida a sus gallinas y cada tarde para traer los huevos.

Tendrá que darse prisa porque como venga Luís, el marido, se enfadará porque entre la niebla está cayendo la noche.

Va todo lo rápida que sus años y sus achaques se lo permiten, mientras reza a San Antonio para que la raposa no haya bajado de la sierra todavía.

Las gallinas se habrán metido solas en el gallinero y la burra, a lo mejor, ha cerrado la puerta con el morro cuando haya sentido el frío del atardecer.

Así era la tarde de niebla en cualquier calle del pueblo desde que el señor Alcalde prohibió tener las gallinas en el corral de casa.


Foto  pinterest.es


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