martes, 28 de febrero de 2023

OFICIO DE MONAGUILLO







Hoy he comentado con un amigo sacerdote algunos de los trabajos que, como monaguillo, yo realizaba en la iglesia de mi pueblo, con el consiguiente " sueldo " abonado por don Antonio, el párroco.

Además de preparar la ceniza para la misa del Miércoles de Ceniza, o repartir los ramos de laurel en la misa del Domingo de Ramos, o distribuir en la Plaza y por las casas El Buen Amigo, le he recordado a mi amigo sacerdote mi trabajo de tapar los " santos " al inicio de la Cuaresma.

El señor Eleuterio, el sacristán, traía una escalera de madera de algún corral que tuviera tenao, y los monaguillos le dábamos las telas moradas pues teníamos " terminantemente prohibido " subirnos en esa escalera con " pasos " hechos de bardas.

Mi amigo sacerdote y profesor ha aprovechado la ocasión para darme una lección:

" Ese acto deriva de la costumbre, consolidada en el siglo IX, de extender un gran velo ante el altar que lo ocultaba a los ojos de los fieles y que era retirado el miércoles santo cuando en el evangelio se leía que el velo del Templo de Jerusalén se rasgó ( velum templi scissum est )

" El pueblo, que no tenía calendario, al ver el velo sabía que había llegado la Cuaresma.

" En Alemania lo llamaban HUNGERTUCH o " velo del hambre ", por el ayuno que comenzaba en esa fecha.

" También recuerda la expulsión de los penitentes de la iglesia.

" En el misal de 1970 se prescribe que se mantenga allí donde se crea oportuno.

" Se convierte en un uso legítimo aunque discrecional ".


El señor Eleuterio hace muchos años que falleció y yo no me atrevo a subirme en una escalera para tapar la imagen de la Virgen de Rosario ni la de San Marcos ni la de San Pablo, las tres imágenes que están en el Retablo Mayor de la Iglesia parroquial de Cereceda, le indico a mi amigo sonriendo.


Foto  Google.com




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