martes, 9 de abril de 2019


DE ZARZOSO A LA PEÑA

Este artículo apareció en el nº 3 de la Revista PATALOSO.  Agosto 2.018

Su autor José Damián López G. Su gran afición son las motos.

Una mañana se desplaza hasta el Convento de Porta Coeli en El Zarzoso, hace una visita a su gran amiga la madre Soledad, abadesa del convento, y el resto de la familia franciscana,  Tras un pequeño descanso continúa su " ruta " hasta lo alto de la Peña de Francia.

Aquí están reflejadas, con palabras castellanas y sencillas, sus impresiones.

El blog agradece a José Damián que " pasara la mañana sobre la moto " para contar a los lectores de la Revista y, hoy, a los seguidores del blog, el relato de su viaje por una de las zonas más bellas de la provincia de Salamanca.



Dios nos regala un nuevo día, y hoy quiero aprovecharlo para subir hasta la Peña de Francia, tal y como le dije a nuestro amigo Nacho.
La mañana amanece espectacular, con una temperatura ideal para los que disfrutamos de conducir y circular en moto.
Para mí una pasión y una forma de vida.
Salí temprano del pueblo, Calzada de Valduncial ( Salamanca. España ) para dirigirme al Zarzoso. El sol lucía con todo su esplendor, la moto marcaba 19 º C,, genial, apenas circulación, y, sobre todo, con ganas de disfrutar del viaje.
Paré a repostar y sobre las 10.15 horas llegaba al Convento del Zarzoso, mi primera y deseada parada , para ver y saludar una vez más a las hermanas, que desde la fiesta del día 3 de Mayo, del Cristo de la Luz, no había vuelto a visitarlas y tenía ganas de compartir un rato con ellas.
Como siempre, al entrar, me detuve en la pequeña Capilla de la entrada para agradecer a nuestro Señor el poder volver a visitar el convento. Un breve momento pero para mí necesario al llegar y al marcharme de allí.
Pude saludar a la hermana Consuelo, Elisa, Carolina y la madre abadesa Soledad, mientras las demás hermanas continuaban con sus tareas diarias, y charlar y disculparme por mi larga ausencia.
Aproveché para comprar sus deliciosas pastas y obleas que con tanto amor y esfuerzo elaboran cada día. Pasada una media hora decidí continuar con mi excursión a la Sierra, aprovechando para sacarme una foto con la madre Soledad, que siempre dispone, como el resto de las hermanas, de un momento en su ajetreada vida para dar lo mejor de sí y hacernos sentir tan bien recibidos.

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