martes, 8 de marzo de 2022

 ¡ QUÉ PENA !  ¡ No hay recreo !




Esa es la frase que dicen, cada uno en su idioma, el buche y el cordero.

A media mañana, a la hora de ir los niños a la escuela, que en Cereceda era a las diez y media de la mañana, su madre y todas las ovejas del corral se han marchado a la dehesa, a la sierra o a los Rasos. Él se ha quedado " castigado " en el corral.

Esa misma 2 historieta " es la que el buche le cuenta al cordero.

Su madre se ha marchado con un saco de mineral y el dueño sobre la albarda camino de alguna tierra de Los Limpios o de El Regajo. Él se ha quedado " castigado " en el corral

Sus madres y el dueño de la ganadería han decidido que es mejor para ellos quedarse echados sobre la hoja seca traída de la Piñuela que llevarlos a pasar la mañana de fiesta por el campo. 

La nieve, que se antojaba que caería durante la noche, comienza a desprenderse al amanecer y se espera un " día de nieve ", de nieve a ratos, " ratonera " porque los copos son pequeños y más parecen gotas de agua.

Recuerdo cuando D. Lamberto nos mandaba al recreo - a las doce de la mañana - y algún niño " mayor " le  decía a D. Lamberto que " estaba empezando a nevar ". Esa frase era el final de un recreo que, muchas veces, acababa de empezar.

Las madres temían nuestra salida al campo escolar. Nos sobraban las bufandas y los guantes de lana de nuestras ovejas y los gorros blanquinegros a la hora del recreo. Por eso las madres  habían ordenado a los hermanos mayores que le dieran la " mala " noticia a D. Lamberto.

Nosotros, como el cordero y el buche, mirábamos por las ventanas de la escuela la caída de la nieve  soñando que al mediodía, al salir de la escuela, nos dejasen hacer bolas de nieve.

Un día de nieve era siempre " un día sin recreo."


Foto  pinterest.es


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