sábado, 18 de noviembre de 2023

 AGUA BENDITA, cada cual toma la que necesita






En la iglesia parroquial de Cereceda había una hermosa pila de agua bendita.

Esa pila de 50 centímetros de diámetro y la pila bautismal situada en el baptisterio habían sido labradas por canteros portugueses que trabajaron en la construcción de la iglesia.

Cuando se agotaba el agua de la pila, don Antonio nos mandaba a dos monaguillos a buscar agua para llenar la pila.

Yo iba a mi cada, cogía el barril de las Eras , lo llenaba de agua en el pozo que mis padres tenían en el huerto y " del que bebía medio pueblo ", y hacía dos o tres viajes hasta la iglesia.

Cuando estaba llena - a veces " en demasía " - D. Antonio la bendecía.

Al entrar en la iglesia se tomaba agua bendita y se hacía la señal de la cruz.

Ya he contado que los domingos algúnos mozos esperaban a " la su moza " junto a la pila para darle agua a ella y a su familia , cuando acudían a la misa dominical.

D. Antonio había dicho a los feligreses que ese agua era bendita y muchas " gatas " se llevaban una botella para tenerla en casa y utilizarla en sus remedios caseros.

Recuerdo que mi madre le lavaba las tetas a una cabra que se había enganchado con algún espino en la dehesa y, según ella, ese era un remedio " tan bueno o mejor " que el que había recomendado el tío Fael, veterinario y ganadero.

Mi abuela también me mandaba a buscar una botella de agua bendita para los remedios de las sus gallinas y de los sus marranines chicos.


Foto  Google.com


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