jueves, 13 de febrero de 2020

EL REFRANERO Y LAS LLUVIAS EN FEBRERO

Un " gato " que ayer fué labrador y hoy es jubilado, me envía un refrán que, según él, decía su padre cuando " sonaban las canales " y el agua corría por las calles del pueblo :

" Cuando no llueve en febrero, no hay buen prado ni centeno. "

" Mi padre decía siempre que las lluvias importantes eran las de febrero.
 Primero porque las nubes por la noche o las lluvias evitaban las heladas y que las " puntas " de los trigos se helaran.
Segundo porque la llegada de los días de sol de marzo hacía que los trigos " echaran la caña fuera y crecieran porque había humedad en la tierra."
Tercero porque así se deshacía el estiércol y el abono que se echaba en las tierras sembradas de trigo. Las noches de ovejas de la otoñada y el estiércol que dejaban " aparecían " en marzo, siempre que en febrero hubiera llovido.
Si las lluvias del mes más loco del calendario no llegaban, los prados, que se habían quemado con las heladas de diciembre y enero, no brotaban en marzo."
El centeno era un cereal poco corriente en Cereceda cuando yo era niño. Mi padre apenas sembraba alguna tierra " mala " de centeno. Además el centeno se trillaba muy mal. Las pajas de centeno se aplastaban pero el trillo no las cortaba aunque estuvieran bien secas. Tornar la parva de centeno era un tormento. En cambio la limpia era muy sencilla porque " las pajas de centeno  no pesan nada, y aunque haga poco aire, se separan del grano enseguida. "

Yo le añado otro refrán del mes de febrero :





" Mucha agua en febrero, mucho trigo en el granero. "

Y los labradores de Cereceda se sabían de memoria todos los refranes referidos a la lluvia.

Foto  Spanish Language Route

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