martes, 30 de junio de 2020


EN VERANO, VIVEN BIEN EL RICO Y EL VILLANO





Este dicho popular castellano viene de los tiempos en los que el verano traía , cada año, cuadrillas de segadores de tierras extremeñas que subían a Castilla para recoger las cosechas.





Las gentes de Cereceda - segadores, rapaces y rapazas - se dirigían a las proximidades de la capital para " ganar en un mes de siega " las pesetas suficientes para pagar el mineral y la cubierta que habían echado en sus tierras.
Todos los habitantes de Cereceda que acudían a la siega a Villamayor y Aldeatejada tenían en el pueblo unas tierras, sembradas de cebada o de trigo, que irían segando las mujeres y los hijos " menores de edad " a la espera de la llegada del cabeza de familia.





Cuando los segadores regresaban de la siega, los trigales desaparecían en las tierras en una semana. Eran brazos fuertes, diestros en el manejo de la hoz, que en unas mañanas terminaban las pocas fanegas de tierra que quedaban por segar.
El " rico " sentía que había llegado el momento de recoger su cosecha y convertir las gavillas de cereal en pesetas, una vez segadas, acarreadas, trilladas, limpiadas en la era y llevadas a la fábrica de harinas o al silo del Servicio Nacional de Cereales.
Había estado todo el año mirando al cielo y esperando aquel momento.
El villano, entonces el habitantes de los pequeños pueblos y con pocas tierras propias, sentía que había llegado el momento de añadir a sus escasos recursos económicos derivados del campo, unas pesetas " que aliviaran sus deudas " con los suministradores de abonos.
Era cierto - desde 1.940 hasta 1.960 - que la llegada del verano a Cereceda traía tranquilidad económica al rico y al villano.

 Fotos  google.com

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