domingo, 4 de diciembre de 2022

 AYER FUÍ A ALTEA







Altea es una bella población mediterránea en las proximidades de mi huerto.

Me gusta caminar - unos seis km - desde mi huerto hasta Altea por la orilla del mar.

Este paseo tiene muy  poco que ver con mis paseos veraniegos desde Cereceda hasta La Nava.

Allí caminaba con la vista fija en la Peña de Francia, y aquí lo hago con la vista en el Peñón de Ifach, una mola granítica que se levanta a orillas del mar en la población de Calpe.

Yo soy más de montaña que de mar, aunque me gusta caminar por la orilla del mar cuando está " enfadado ".

Altea es " el pueblo de los pintores ".

En lo alto está la iglesia con su torre cuadrada y su cúpula con azulejos azules en los que se refleja el sol mediterráneo.

Sus calles empinadas y sus rincones con adelfas animan al paseante a " sufrir " un poco para llegar a lo alto.

Siempre que visito Altea me llegan los recuerdos de mis visitas a La Bastida. Un pequeño pueblo con las calles empinadas por las que nunca pasaron carros de bálago o de patatas porque La Bastida fué siempre un pueblo ganadero, " un pueblo de ovejas " como dice mi amigo Agapito, alcalde muchos años del su pueblo, porque los amigos decimos que " La Bastida es el pueblo de Gapito ".

Al regreso a mi huerto he pensado que, si el mar llegase a las orillas de la Sierra de Quilamas, el paisaje sería idéntico al de Altea.


Foto  alicante`plaza.es

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