domingo, 4 de diciembre de 2022

 EL PROFESOR LÁZARO CARRETER





Hoy me he encontrado con una profesora jubilada, licenciada en Románicas en la Universidad de Salamanca, que me ha hablado del profesor Lázaro Carreter.

Yo he escuchado todas sus palabras " embebido ". ¿ Lo conociste ? me ha preguntado tras su perorata.

He respondido, como en las series americanas: respuesta afirmativa.

Su nombre era Fernando Lázaro Carreter.

Yo conocí al profesor Lázaro Carreter en la Universidad de Salamanca al inicio de mis estudios de Filosofía y Letras , el año 1966.

Don Fernando tenía 43 años y era " temido " por los alumnos de Letras porque " con una falta de ortografía o un acento te suspende " se decía en las escalinatas de Anaya.

Yo siempre tuve confianza en aprobar su asignatura, aunque yo me presentaba como alumno libre y solamente acudí a su última clase del curso 1965 - 1966.

Yo era maestro en Vizcaya y había tenido de profesor a Don Ramón Esquer Torres en la Normal de Maestros. Estaba seguro de que su dictado lo superaría sin problemas, digo, sin faltas de ortografía.

El examen fué en un aula enorme de la Facultad de Derecho que estaba en la Plaza de Anaya.

Mesas largas, todo el ancho del aula y bancos corridos en los que cabían 15  - 20 examinandos, que él " separó " adecuadamente.

El análisis muy difícil de un texto de Santa Teresa hizo torcer el gesto en muchos rostros.

En el aula éramos muchos, muchos, muchos,  quizás 180 entre alumnos y alumnas. 

Yo llegué al examen de una escuela unitaria de niños a la que acudían unos 25 niños.

Allí estábamos sentados personas procedentes de Escuelas Normales, de Seminarios y de Centros Religiosos, la grandísima mayoría con un título bajo el brazo y muchos con dos.

El tema de la redacción " la penitencia de don Quijote en Sierra Morena " produjo la " gran desbandada, como un tiro en un palomar " me dijo mi vecino, un jovencísimo sacerdote de la diócesis de Plasencia.

- Todos los que se han marchado solamente conocen del Quijote la aventura de los molinos y el nombre del escudero, nos dijo a los poquísimos que quedábamos en el aula.

Siempre lo recordaré con su cartera de cuero llena de libros y apuntes y exámenes caminando por la calle la Rúa camino de la Universidad o de la Plaza Mayor.


Foto  es.wikipedia.org

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