martes, 28 de julio de 2020

EL ALBA


EL ALBA




Es el comienzo de un nuevo día.
Yo soy un gran aficionado a levantarme al alba. A esa hora del sol los pájaros inician sus trinos y sus jolgorios que me parece imposible descifrar.
Hay una ardilla, que cada atardecer regresa a su domicilio, a la que le gusta pasear a esas horas por los cables de la calle. Se detiene, mira hacia la derecha y la izquierda, y arranca una veloz carrera de unos veinte metros. Otra parada , otro vistazo hacia los lados, y, de nuevo, un sprint.
Algunos días me acerco al mar para ver el alba sobre las aguas del Mediterráneo.
El mar está en calma total. Es una lámina de paz y tranquilidad. Parece un gran papel de aluminio que espera la llegada de los bañistas para envolverlos con sus gotas saladas,
El sol aparece allá a lo lejos. No tiene prisa en salir. Se anuncia con el rojo del cielo. Pero, luego, saldrá en unas décimas de segundo para alegría de quienes lo esperamos.
Recuerdo la escena de El Quijote " La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo."
A don Quijote le agrada madrugar para comenzar sus aventuras por el mundo.
Un hombre extranjero de avanzada edad se desplaza por el paseo de la orilla del mar con la rapidez que el peso de sus años le permite mover las piernas. Me mira con ojos de asombro porque es poco corriente que haya españoles admirando el alba en la Playa de El Albir.

Foto  google.com

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