sábado, 11 de julio de 2020


" TAJÁ " QUE SE LLEVA EL GATO, TARDE VUELVE AL PLATO







Mi padre decía : Tajada que se lleva el gato, tarde vuelve al plato.

Los gatos tenían su territorio en la cocina, siempre atentos a los movimientos de la cocinera.
Ya he contado que la gata grande que durante muchos años la conocí como " dueña y señora " de la cocina de mi casa, acompañaba a mi madre, ronroneando, cuando iba desde la cocina a la despensa, que estaba al otro lado del portal.
Al menor descuido, alguna tajada salía volando del plato.







Esta gata era lo suficientemente inteligente como para saber que la cocinera saldría tras ella con las tenazas en la mano. Por eso salía corriendo hacia el sobrao. Allí ella era la reina. El sobrao tenía una zona en la que no podíamos entrar porque el tejado iba perdiendo altura hasta terminar sin ángulo.
Además todos sabíamos que, si la gata se llevaba algo, fuera pan, carne o sardina, eran alimentos que había que dejárselos pues no podríamos comerlos.





Mi padre decía : " déjala, No la persigáis, ¡ Hasta que un día se lleve un jamón ! ". A mi padre nunca le gustaron los gatos y, menos todavía, las gatas.
El refrán se refiere también a los ladronzuelos que, al descuido, consiguen hurtar alguna mercancía de los puestos de las fruterías o de la plaza del mercado municipal.

Fotos   google.com


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