domingo, 15 de enero de 2023

 FELIZ AQUÉL QUE CULTIVA CON SUS PROPIOS BUEYES, los campos heredados de sus mayores.








En Cereceda no conocí parejas de bueyes. Todas las parejas eran de vacas o de burros.

Los bueyes eran los animales de labor en el siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX se fueron sustituyendo por vacas.

La frase parece dicha por alguno de los viejos " gatos " del Altozano.

Tener una pareja de vacas para arar las tierras era el sueño de todos los " gatos " mozos, a quienes se ofrecían vacas y novillas el día de la boda.

 - Mi padre me regaló una vaca de tres años y mi suegro una novilla de dos años pa que formara una pareja de vacas con las que realizar todas las labores del campo. Ese regalo " de boda " era tan importante que recuerdo que un mozo le gritó a mi tío Resimundo, que era más rico que mi padre y más tacaño: " ¡ A ver si el día que se case el tu mozo le regalas una pareja de vacas y un carro ! ".

El labrador siempre ha soñado con sembrar las tierras que fueron de sus mayores.

- Esta tierra la sembraba mi padre todos los años: unos años de trigo y otro año de " garrobas ". Era la mejor tierra de la herencia.

- La tierra del Valle el Espino me contó mi padre que mi abuelo la había heredado de su padre y que no se sabe quién la roturó porque toda la parte que linda con la sierra y el Valle Trigal, del camino Zarzoso p´arriba, había sido monte comunal.

- Esa tierra no te la vendo yo ni por todo el oro del mundo. Se la regaló mi suegro a mi mujer el día que nos casamos. Y me dió un saco con media fanega de trigo pa sembrarla ese año. Porque nos casamos en mayo, el 16 de mayo, al día siguiente de San Isidro.


Foto  Google.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario