lunes, 9 de enero de 2023

 POR LA MIRADA DE LA BURRA






Mi padre decía que muchas veces " es más burro el que va encima que el que va debajo " cuando veía a algún " gato " montado en la burra entre dos sacos de remolachas.

Yo vi alguna vez una burra cargada con las " cantinas " de la leche y el dueño acomodado entre ellas, pero, por suerte para la burra, las cantinas estaban vacías.

Por la mirada de la burra se podía adivinar si le gustaba llevar la carga o si pensaba " echarse " por el camino para que le quitaran la carga.

Siempre recordaré a los serranos - de Villanueva o de Las Casas o de San Martín - cruzando el Puente Cantería para dirigirse al Campo Charro con una carga de uvas en los dos banastos y el dueño sentado en lo alto, a veces cabezeando por el madrugón.

El mulo me miraba como si yo fuera a librarlo de la pesada carga que llevaba. Yo lo miraba compasivo y lo animaba a seguir por el Camino Zarzoso a su rítmico andar, sin pararse y sin agacharse a coger algunas espigas de las que crecían en la orilla del camino.

" Por la mirada de la burra ", decía mi padre que se sabía si a la burra le parecía mucha o poca la carga que llevaba..

Los haces de leña o de gelechos le parecían una carga llevadera que siempre acababa en el corral y, tras descargarlos, recibía algún pienso de cebada.

En cambio las cargas de remolachas con abundancia de tierra en sus raíces, o tres sacos de patatas, uno a cada costado y otro en medio, la hacían caminar con la vista fija en las piedras del camino o en los agujeros de la calle hechos por las roderas de los carros.

Unas manos vacías solamente ocupadas por las cabezás le alegraban el viaje a la burra pues mi peso era ligero lo que le permitía trotar y hasta correr para desprenderse de la carga en algún salto inoportuno, en la cuesta abajo de cualquier camino del término municipal.


Foto   pinterest.es


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