EL QUE MUCHO ABARCA, POCO APRIETA
Este es un dicho que en nuestro pueblo se utilizaba mucho.
Significa que los esfuerzos deben concentrarse en hacer pocas cosas, pero bien hechas.
Desconozco si la frase nació entre los rapaces o rapazas. Las jóvenes eran más apropiadas para atar que para segar. Sus manos manejaban mejor los vencejos y, años más tarde, las cuerdas.
Si te empeñabas en hacer muy grandes los haces corrías el peligro que se escaparan las pajas y que luego te tocase sudar a la hora de " dar los haces al carro."
Lo mismo pasaba con los vecinos que plantaban remolachas al segar los linares de cebada.
Plantaban manás y manás, las regaban, prendían y las olvidaban.
El día que iban a " hender el surco," no se veían las remolachas entre tanta hierba.
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Etiqueta Frases castellanas.
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