jueves, 7 de junio de 2018


ABEJAS Y AVISPAS






El blog ha publicado varios artículos sobre las abejas.
Cuando los naranjos de mi huerto están llenos de flores " de azahar " las abejas se encargan de visitarme. Yo las dejo que cojan su alimento y ellas " no se meten conmigo."
He contado que a mí me gusta visitar en verano las colmenas que están en la carretera de La Nava. Me agrada el " murmullo " de las abejas y es maravilloso contemplar el ir y venir, la entrada y salida de las colmenas.  Siempre a " una prudencial distancia."
En cambio tengo otros visitantes a quienes persigo siempre que los veo. Son las avispas. Les gusta venir a mi huerto a beber agua. Los tengo un odio " atroz " desde que era niño.
Un verano fuimos mi madre y yo a segar a una tierra que teníamos a la Puente San Martín. Muy cerca del puente en la orilla izquierda de la carretera a La Nava. Esa tierra tenía una zona, a la sombra de los robles del huerto de los padres de mi amigo Serafín, que estaba llena de " gelechos ". Daba más " gelechos " que trigo. En invierno entre los " gelechos " dormían los " gazapos " y era muy fácil cogerlos los días de nieve.
Una mañana que estábamos segando yo cogí un " panal " de las avispas con la mano izquierda en la " maná " de bálago. Fueron buenas personas porque me picaron solamente en la mano izquierda, que se me inflamó a pesar del remedio " casero " de mi madre que me llenó la mano de barro mojado con la saliva.
Pero una me picó junto al ojo derecho. Estuve una semana con el ojo " medio cerrado " y mucho dolor. Don Juan, el médico, me dio una pomada. Ese remedio convirtió mi cara inflamada en una cara de payaso con una capa blanca.
Desde entonces, siempre he odiado a las avispas.

                  Foto  www.google.es

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