lunes, 11 de junio de 2018


AMISTADES Y TEJAS, las mejores las más viejas.

Cuando llega esta época del año, algunos de mis amigos " desertores del arado " muchos de ellos, comienzan a organizar su " retorno " a Castilla.
Entre los temas que comentamos están siempre los tejados. Ellos tienen casas de pueblo, en su mayoría herencia familiar y que necesitan cada año un " repaso ".
- El tejado me trae de cabeza. Todos los veranos el albañil tiene que subir al tejado para " correrlo."
Como ven, aunque mis amigos no sean " gatos " tienen un cariño especial a los tejados.
Yo les he dicho el refrán de Cereceda : " Amistades y tejas, las mejores las más viejas."






Les he explicado que en mi pueblo había un tejar, propiedad de dos hermanos, el tío Santos y el tío Colás. Que la llegada del verano les suponía un trabajo extra. Que a mí me gustaba ver cómo colocaban las tejas en el horno y cómo las sacaban.
Las tejas de ese tejar eran grandes y " gordas ", tejas para Cereceda.
Cuando Calixto cambió el tejado de mi casa, llamé a Javi el carpintero para que se llevase las tejas que quisiera para su taller de La Esquina. Unas tejas " gordas y torcidas algunas por los hielos del invierno, pero todavía  para resistir otros venticinco años."
Mis viejas amistades de niño siguen " en pie " y procuro conservarlas con el cariño de las cosas que permanecen contra " vientos, heladas y tormentas." Como las tejas del tejar del tío Santos y el tío Colás.

 Foto  www.google.es

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