viernes, 28 de abril de 2023

 EL TORO Y EL MELÓN, COMO SALEN SON







Mi padre, que era un gran aficionado a los toros, decía que se podía adivinar cómo sería el toro nada más verlo salir por la puerta chiqueros.

También tenía su opinión propia sobre los melones sin necesidad de " catarlos ".

El año que a Jacinto , " bautizado " el melonero por los " gatos ", tuvo la ocurrencia de sembrar melones en una tierra de las Canalejas, mi padre dijo " Jacinto puede sembrar trigo o centeno en esa tierra, pero que no siembre melones porque en esa tierra no se dan ".

Cuando llegaba al pueblo un camión cargado de melones y los pregonaba desde la plaza a voz en grito, yo acudía a todo correr a decírselo a mi madre, porque a mí nunca me han gustado las sandías y sí, en cambio, los melones.

Mi padre preguntaba de dónde eran los melones antes de mandarme a comprar dos o tres melones porque a él también le gustaban.

Según la procedencia le parecían buenos o malos sin necesidad ni de verlos ni de catarlos.

Cuando yo llegaba con dos melones en el " capacho ", mi padre con la su navaja, cortaba una loncha gorda de melón, lo probaba y daba su veredicto : " este melón no es de Albacete. Llévale ese otro melón y dile que te devuelva el dinero ".

Yo acudía a la plaza para devolver el melón y el " buen hombre del camión " me preguntaba " quién era mi padre ".

Al enterarse que era el tabernero me cambiaba el melón por otro más gordo y me decía " ahora voy yo a ajustar cuentas con tu padre "

Al rato aparecía por la taberna el vendedor de melones y, tras saludar a mi padre y tomar un chato vino, ajustaba cuentas con mi padre : " yo siempre digo que los melones son de Albacete, aunque sean de Cáceres y así tengo más venta ".

- " El toro y el melón, señor Cándido, como salen son, " eran sus palabras, las mismas de mi padre.


Foto   Google.com

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