jueves, 29 de diciembre de 2016

LAS UVAS DE LA SALA ( CONTINUACION )

Las " uvas de colgar " llegaban a mi casa desde las Casas del Conde, en el mulo y dos banastos, que un amigo nos traía cada año.
Mi madre ponía una cuerda - el hilo de coser las tripas de la matanza - para atar cada racimo y con cuidado las colgaba de una punta de los cuartones.
" Son racimos abiertos, con las uvas sueltas, pequeñas y muy dulces. Además no se ponen pasas, y están tan frescas en Navidades como en Setiembre " - decía mi madre.
Esas uvas eran el postre de la matanza. La matanza duraba dos días y tenía al pastor de las ovejas y al cabrero como invitados, uno cada noche.
" Ya no se pasea por la carretera, pero aún se cuelgan las uvas. Algo es algo. En aquellos tiempos en que se paseaba por las carreteras, al ir, en este tiempo....por las ventanas abiertas de las casas se veían las uvas colgadas en los pontones del techo. Estaban mucho más doradas que en las vides, sabían a dulce solo al mirarlas, anticipaban con su vista el postre de Navidad. Una casa en la que hay uvas colgadas da idea de una felicidad tranquila y un poco rústica, sin nada que sobre ni que falte... En toda casa en la que hay uvas colgadas da ganas de quedarse. "   Las uvas colgadas del libro " La nube habitada " de Vicente Risco.
Yo digo, como Vicente Risco, " Ya no se pasea por la carretera "  pero añado " ya no se ven racimos de uvas colgadas de los cuartones de la sala . "



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