martes, 20 de diciembre de 2016

MI ZAMBOMBA

                                                                                                       Peña AmigosCañizo.Jerez.


Todos los años, a la llegada de la Navidad, se unían dos acontecimientos en mi vida de niño en Cereceda  : la matanza de los cebones y la Misa del Gallo. En los años cincuenta en Cereceda había un sacerdote que vivía en el pueblo, y celebraba cada 24 de Diciembre la Misa del Gallo. Mi recuerdo es que esa Misa se celebraba antes de las doce de la noche, porque con la cena hacia las nueve,  una vez " atendido el ganado, " se hacía muy larga la espera.
El día 24 habíamos puesto el Belén. Los niños nos encargábamos de ir a buscar musgo, muy abundante en las piedras de la zona de el Teso.
Hoy quiero hablar de mi zambomba, preparada para cantar los villancicos en la Misa del Gallo.
Mi tía Floripe me hacía cada año una zambomba : un viejo puchero de barro, un trozo de la " tela de   la enjundia" y una paja de centeno, sacada del aparejo de la burra, le servían a la buena artesana.
En casa de mi abuela siempre había algún puchero con
un trozo de la " boca " roto , que yo guardaba para este menester.
La enjundia era la manteca del marrano que tiene dos telas protegiéndola. Un trozo de una de esas telas, colocado sobre la boca del puchero y atado con el hilo de " atar las tripas ", servía como base de la zambomba.
Una paja de centeno, un poco gorda, que yo sacaba de una albarda vieja que estaba tirada en el montón de la leña, y un agujero hecho con una aguja gordas de hacer jersey y mucho cuidado para no rasgar la tela, transformaban este " montaje artesano " en mi zambomba navideña,
La zambomba produce un sonido ronco, seco, fuerte y monótono al frotar el palo arriba y abajo con la mano humedecida para que  la " centena " resbale sobre la tela.
Es el instrumento adecuado para acompañar el canto de los villancicos y " el que llevaron los pastores de Belén cuando fueron a adorar al Niño Dios " - según mi tía - pues ellos tenían vasijas de barro y pieles curtidas de los corderos. "
Algún año mi tío Horacio me hizo una zambomba con una lata de las de " echar el pienso " a las cabras. El sonido era más fino y más elegante.
Mis amigos y yo íbamos el día de Navidad a tocar la zambomba y a cantar villancicos a la puerta de algunas casas y, " compadecidos del frío y la nieve que muchos años  nos acompañaban, " nos daban " algo de la matanza ", o alguna perra gorda. El día 26 hacíamos una merienda en mi casa para cerrar la fiesta de la Navidad, merienda  acompañada de chocolate con galletas  o bizcochos.


Etiqueta.     Costumbres.

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