lunes, 9 de octubre de 2017

EL CUARTO DE LAS PATATAS




Casi todas las casas de Cereceda tenían un cuarto para guardar las patatas.
En mi casa se comunicaba con el corral. Al llegar con los sacos en el carro, solamente teníamos que " arecular "el  carro y enseguida se descargaban las patatas.
Mis tíos y otros vecinos tenían un corral donde guardaban las patatas. En ese corral había un apartado para los cebones y otro para las patatas.
A mi padre le gustaba vender las patatas cuando las sacaba. Se ahorraba el trabajo de volver a cogerlas el día que las vendía.
" Además, aunque ahora parezcan baratas, el barro y la tierra que traen lo pagan al precio de las patatas. Cuando las vendamos han mermado mucho.  Y Dios sabe a cómo las pagarán cuando las vendamos..." -decía.
Lo mejor era venderlas en los huertos. Cuando venía el camión las llevábamos a la plaza. Se pesaba un saco, se multiplicaba por el número de sacos y " a cobrar al bar de Cándido."
Los sacos nos los daba el almacenista.

NOTA. Isidro Marcos Martín, gato 2.017, me ha enviado un artículo " magnífico " sobre las patatas, que, si Dios quiere, aparecerá en el nº 3 de la Revista PATALOSO.

                         Foto   www.google.es

Etiqueta   Costumbres


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