lunes, 20 de abril de 2020


SOPAS DE VINO







Una amiga gallega me ha preguntado si en mi pueblo se comían sopas de vino.
En su tierra se las denomina " sopas de burro cansado" o " sopas de caballo cansado."

Mi respuesta ha sido afirmativa.

Recuerdo con añoranza la sopa en vino que hacía mi madre algunos domingos para desayunar. La razón principal para hacer la sopa en vino era que mi madre tenía en casa vino y pan y azúcar.
Ella " masaba " cada doce o quince días porque disponía de harina del trigo molido en la fábrica de harinas de Arroyomuerto, tenía artesa para hacer la masa, guardaba la recentadura de una masadura para la siguiente, tenía torno, brazos para dar al torno pues era mi padre quien hacía ese trabajo antes de irse a las tierras o a los linares, y, si él no estaba, lo hacíamos mi madre y yo. Siempre había que madrugar para hacer el pan y desayunar, antes de ir a la escuela. En la escuela entrábamos a las diez y media. Por último tenía un horno, " demasiado grande ", en el sobrao. El pan de las sopas de vino le gustaba que estuviera duro y que quedase " algo duro por dentro."
El vino lo tenía en casa pues ella era la tabernera,
El azúcar se la compraba a los portugueses que " paraban " en casa.
Mi madre solía quemar el vino con una cerilla y esas llamaradas a mí me gustaba verlas, y cómo se apagaban ellas solas cuando se quemaba el alcohol.
Era un desayuno para " días de domingo " o días de fiesta.

Foto  es.images.search.yahoo.com

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