sábado, 30 de mayo de 2020


AQUÍ NO SE LIBRA NI EL GATO

Me produce una gran satisfacción encontrar frases que hablen de los gatos,
Ésta es una más para la colección del blog.

En las casas y en las familias de hace muchos años en Cereceda, solía estar siempre el gato echado en la lancha de la lumbre.
Cuando el ama de la cocina reñía y echaba de su " dominio " a toda la familia porque necesitaba realizar algún trabajo, todos abandonaban el lugar.





Recuerdo que en la matanza las mujeres ocupaban toda la cocina el primer y el segundo día.
El primer día había una mujer dando vueltas a las morcillas lustres, echadas en un gran caldero que colgaba de las llares. Con una aguja de hacer calcetines las iba pinchando para que el interior quedara bien cocido. Esas morcillas - que nosotros llamamos " morcillas lustres " - se pueden comer tal como salen del caldero, aunque a mí me gustan cortadas en rodajas y bien fritas en aceite, " que suenen al comerlas ".
Además estaba el calderete con agua caliente para ir a lavar las tripas.
A estas dos cosas se añadía la comida en los pucheros, y, por si eran pocas cosas, el dueño de los marranos intentaba asar unos " cachos " mientras volvían de casa del veterinario tras " analizar las carnes."
Era muy complicado acercarse  a la cocina.
- Todos fuera de aquí. No quiero ver a nadie en la cocina. ¡ Teníais que haberos ido a la escuela !, eran algunas de las frases que se podían escuchar desde el portal donde estaban " destrozando " los cebones.
En muchas ocasiones salía el gato maullando porque a él, esa mañana, también lo habían echado de la cocina.
" Aquí, hoy, no se libra ni el gato del sermón de la cocinera ", decían los hombres " matanchines."

Foto  google.com

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