viernes, 29 de mayo de 2020


LAS REBAJERAS

Antes de 1.950, en los años de mi niñez, era frecuente que la plaza del pueblo fuera un mercadillo todos los días de la semana.
No era solamente el señor Adelio y su carro, era también el señor Periquín que venía a Cereceda desde Tamames y todos los que aparecían de todos los pueblos de España.
En la plaza se vendía ropa, colchones, naranjas, zapatillas ...  pero, además, por las calles andaba el serrano con el mulo y las uvas y el aguardiente, el hombre del Madroñal que vendía aceitunas, el huevero de Sequeros que vendía sardinas frescas " recién llegadas desde la Coruña ", el botijero con su burro y su red de botijos y objetos de barro  .....
Muchos montaban en el suelo de la plaza su mostrador improvisado de mercancías, otros se colocaban en el corral de la taberna de mis padres, otros pregonaban sus productos por las esquinas del pueblo.







A otros les gustaba que el aguacil echara un bando anunciando todo tipo de productos.
El afilador, el estañador, el " sillitero " se ponían a la puerta de cualquier casa a trabajar. Y los trilleros, y ...
Hoy hablaré de los que extendían su mercancía sobre unas sábanas en la plaza.
Después de escuchar el bando, las mujeres se iban acercando. Miraban y miraban y miraban pero no compraban. Estaban esperando a las " barateras."
Las barateras eran tres mujeres que solían juntarse antes de llegar a la plaza y que pasaban a ocupar lugares de preferencia ante el vendedor.
- Aquí estamos las tres dispuestas a comprar pero tiene usted que rebajarnos algo.
El comerciante las miraba con cara de asombro
- Pero, señora, si yo no he dicho todavía el precio de ningún artículo. ¿ Qué necesita usted ?.
Las rebajeras se miraban entre sí y animaban a todas las mujeres a comprar algo.
El vendedor " había cogido " la señal. Esas mujeres le ayudaban a vender, animaban a las " mironas " y cuando quedaban ellas solas, le exigían su porcentaje : una rebaja en los productos que ellas compraran.
- Hoy ha hecho usted la mañana en Cereceda, Ahora regálenos ....
Esas eran las rebajeras de Cereceda.
Un día ellas emigraron, los vendedores fueron desapareciendo y hoy, Serafín el de Villanueva, y Miguel Ángel el huevero de Sequeros, desconocen que " antaño " en Cereceda había mujeres que ayudaban a vender,  a cambio de una rebaja.

Foto  noticiascyl,com   google,com

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