lunes, 18 de mayo de 2020


LAS VUELTAS PARA TI.






En la taberna de mis padres yo me ganaba unas " perras chicas y alguna perra gorda " gracias a mi rapidez en hacer los recados.
Me tenían siempre por las calles :
- Vete a buscar un pan a casa de la señora Agustina, la madre de Serafín.
- Llévale esto a la abuela.
- Vete a buscar el barreno a casa de la abuela.
- Vete a comprar una docena de huevos a casa de la señora Francisca o a comprar un celemín de cebada a casa del señor Manolo el herrero.
Esos trabajos eran " de obligado cumplimiento " porque eran mi madre y mi padre quienes me los " mandaban."
Luego había otros " vete a " por los que cobraba:
- Vete al estanco y tráeme un cuarterón de tabaco.
- A mí me traes un librito de Jean.
- A mí me traes ...
Para realizar estos " recados " me tenían que dar siempre dinero.
Mi padre me lo tenía bien advertido : " si no te dan dinero, no vayas a comprar nada."
En aquellos años - de 1.947 a 1.953 - todas esas cosas tenían un valor en pesetas acompañadas en muchas ocasiones de céntimos.
Cuando volvía con los encargos, siempre había alguna buena persona que decía : " las vueltas para ti."
 Además, pedía a todos los otros " encargadores " que le dieran las vueltas  al recadero : " tú no le devuelvas nada a nadie. Si no que vayan ellos el próximo día."
En invierno era " pasar un rato de frío " el salir de la " lumbrará " de la cocina de mi casa para ir al estanco.
¿ Cuánto sacaba de esos encargos ?.
Yo se lo daba a mi madre que me lo guardaba en un cerdito de barro que me había regalado un " pucherero de Tamames."

Foto  google.com

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