jueves, 14 de mayo de 2020


PIEDRAS Y LADRILLOS









Las paredes de las casas de Cereceda eran de piedra. Piedra arrancada en las " canteras " que había en la Puente San Martín camino de la Fuente Castaño ( debiera decir la Fuente del Castaño , pero nosotros nos " comemos " la preposición " de " ), en la zona de la Mata el Tremendo.
Eran piedras de pizarra, fáciles de arrancar siguiendo las " vetas " y en descenso del terreno. Eran piedras planas con las que levantar las paredes era más sencillo.
Las piedras iban unidas con barro. Barro de la Azebea, que se mezclaba con paja.
Los albañiles tenían unos " aprendices " a los que llamaban " barreros " porque su trabajo consistía en " sobar " el barro con agua y subirlo, por una escalera de palos como las del gallinero, hasta la altura en la que estaban trabajando los albañiles.
Los huecos que dejaban para colocar las ventanas era frecuente que se rodearan de ladrillos porque era más fácil instalar las ventanas al hacer los agujeros para colocar los clavos con los que se sujetaban los marcos a la pared.
Esas paredes solían tener una anchura de un metro. Las de mi casa del pueblo tienen un metro en la planta baja y 70 centímetros en la planta alta, que se levantó unos años después de hacer la planta baja.
En algunas casas se dejaban los ladrillos a la vista, pero en otras casas se revocaban las paredes con barro y quedaban ocultos.
Mi casa del pueblo tiene todavía una ventana en la que se ven los ladrillos, aunque la lluvia, el viento y los hielos los han desconchado.
El P. Macías, José Manuel Macías Pérez, sacerdote dominico, me contó " me fuí a los frailes porque mi padre me tuvo todo un verano de " barrero " con los albañiles que estaban haciendo mi casa. El oficio de barrero era muy duro."

 Foto  pinterest.es

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