sábado, 19 de diciembre de 2020

 EN DICIEMBRE HELADAS Y MIGAS ALMORZADAS.





En la cocina del bar de mis padres la mayoría de las mañanas de diciembre olía a migas.

Los jurdanos que habían dormido en la posada tenían preferencia por este refrán. Ellos querían almorzar migas, quizás porque la base de las migas es el pan, y en las Hurdes el pan escaseaba.

Mi madre hacía unas migas riquísimas aunque yo eliminaba el ajo.

En una sartén con aceite muy caliente rehogaba el tocino picado en pedacines pequeños, luego añadía el ajo y luego el pimentón. Pimentón de la Vera  en la provincia de Cáceres, que mi madre compraba en unas latas muy elegantes.

Luego añadía el agua, que había estado a la lumbre en un puchero de barro, cambiado por alubias a algún pucherero de Tamames.

Removía y removía todo el tiempo necesario hasta que las migas estaban hechas a su gusto.

En total yo calculo que tardaba unos veinte minutos.

A mi madre le gustaba añadir trocines de chorizo. 

Ella calculaba el tiempo " a su estilo " porque en la cocina de la posada el reloj carecía de lugar para colocarlo.

La helada que había caído durante la noche había dejado el huerto de color blanco, " como si hubiera nevao ", decía mi padre.

Era real, de toda realidad, el dicho jurdano : en Diciembre heladas y migas almorzadas.

. Medio pan casero.

. 300 gramos de tocino. Mejor, un trozo de tocino sin veta de magro.

. Una cucharada sopera de pimentón

. Sal

. Agua caliente

. Ajo. A gusto de los comensales.

. Aceite de las Jurdes o del Sotoserrano. Mi padre tenía amigos en esos lugares que le " traían " aceite de su cosecha.

Foto  google.com


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